Whisky con notas ligeramente cítricas, suavizado por el aroma a vainilla. Al añadirle unas gotas de agua, las notas florales ganan en presencia y pasan a un primer plano. Glenmorangie 10 años tiene un final medio, con ligeros toques de roble quemado y alcohol, tras unos instantes en el paladar aparecen notas dulces con toques de naranja y durazno.